Efecto pigmalión

No somos conscientes de la importancia que tiene el hecho de que otros crean que podemos hacerlo. Y nos lo hagan saber. La inyección de poder que ejerce este hecho sobre nuestra autoestima es de tal magnitud que podemos ver cómo nuestro potencial aumenta considerablemente y nuestros pies empiezan a dar pasos más certeros hacia aquello que antes creíamos menos posible. Cuando tienes voces que te dicen que puedes, tu voz también empieza a creerlo. Quizás esto se deba principalmente a que nuestro ser social necesita de la opinión de otros para formar nuestro yo. Tanto importa lo que sé que soy como lo que otros piensen de mí. Para bien o para mal. Un efecto pigmalión positivo es un motor irrefrenable, puro potencial. Uno negativo es un bloqueo, un muro que cada día parece más alto. Una pérdida de fe y de identidad que puede resultar catastrófico para quien lo sufre. Pero a veces, algunas veces, se convierte en dinamita y hace explotar muy dentro un sentimiento de amor propio capaz de luchar con una fuerza sobrehumana solo para demostrar, que no importa lo que otros piensen porque no hay confianza más importante que la que uno pone en sí mismo y en creer que podemos hacerlo. Y en eso no tienen poder los demás. La confianza es hacia dentro.

djdijd

Deja un comentario